jueves, 6 de mayo de 2010

Cien años de presencia en el celuloide


El 4 de abril de 1910, cuando el rey Alfonso XIII inauguró la madrileña calle de Gran Vía, el monarca no pensaría, ni de lejos, que este proyecto se convertiría en uno de los lugares de visita obligados para turistas y, en general, para los viandantes madrileños.

La Gran Vía es un saco de recuerdos que, a sus cien años y tras haber pasado por algunas operaciones de estética, es recordada no sólo por la infinidad de teatros, cines y otras propuestas de ocio que en ella se albergan. También el cine le ha dado cierta fama que no se le puede negar.

Repasemos, pues, algunas de las apariciones estelares de la conocida calle de los 1.310 metros que une la calle Alcalá con la plaza de España.

Santiago Segura al borde del abismo

El edificio Carmen, más conocido como el “de Sweepss” fue escenario de la taquillera película El día de la bestia. Los neones sirvieron al sacerdote Ángel Berriartúa (Alex Angulo) para colgarse y escapar del demonio…

Desde entonces, todo espectador de esta película que alza la vista hacia al cielo de Madrid en la Plaza de Callao, le viene a la mente la famosa escena.





Bourne en Madrid

¿Quién no ha visto al mítico Jason Bourne recorriendo los paisajes más exóticos del mundo? Pues Madrid, y la Gran Vía, también fueron parte de las aventuras del espía rebelde.

En el Ultimatum de Bourne (2007), dirigida por Paul Greengrass, es la tercera entrega de esta trilogía de acción. Jason Bourne (Matt Damon) es perseguido por las calles de las ciudades más importantes de Europa, hasta llegar a la estación de Atocha para encontrar a la única persona de quien puede confiar, Nicky Parsons (Julia Stiles).

Las escenas que se rodaron cerca de la Gran Vía madrileña son cortas, pero es fácil reconocer la arquitectura típica de las calles de la capital, además de la emblemática estación de trenes. Sin embargo, la aventura dura poco y Jason Bourne es de nuevo perseguido hacía otros destinos improbables, y los que nos emocionamos al ver Madrid representada en películas de Hollywood nos quedamos con ganas de más.





Como nunca la habías visto

En 1997, Eduardo Noriega (César) y Penélope Cruz (Sofía), interpretaron el film de Alejandro Amenábar Abre los Ojos, una película española de amor, celos y ficción, que dio mucho que hablar tanto a críticos como a seguidores de cine. Una de sus escenas más recordadas y analizadas es la protagonizada por Noriega en la Gran Vía madrileña desierta.

Un plano abierto desde la Plaza de Callao hasta Plaza de España, muestra una faceta desconocida de tan famosa calle, la Gran Vía vacía, una imagen bien diferente a la que todos tenemos en la cabeza: coches, semáforos, peatones a toda prisa, agentes de movilidad, comercios abiertos, ‘limpiabotas’ en su horario de trabajo…

Pero, ¿estaba realmente vacía? Si se observa la secuencia detenidamente se puede ver a una persona asomada al balcón en el lado derecho, y a una multitud de gente agolpada tras la barrera policial al final de la Gran Vía a la altura de Plaza de España. Y es que, Amenábar, puede controlar la mayor parte de la película, pero, los ‘extras inesperados’ son incontrolables, y…por mucho que se acordone la zona y exista seguridad…, en la calle, ya se sabe…¡poco se puede hacer!.








lunes, 3 de mayo de 2010

2010 – Año de Sudáfrica

MAIRA

El país africano no habría podido pedir mejor campaña promocional que la de ser anfitriona del evento deportivo más esperado – la Copa del Mundo. Otro evento, de mucho menor impacto, es el estreno de la esperada Invictus.

La última película de Clint Eastwood, basada en un libro escrito por John Carlin, El factor humano, nos cuenta una etapa de la historia de Nelson Mandela, entonces presidente de Sudáfrica. Morgan Freeman protagoniza al presidente, consciente de la división racial que representa el Rugby en Sudáfrica, y que considera como objetivo personal que el país gane la copa y que la pasión deportiva una a los dos bandos.

Robben Island

En la película, los jugadores del equipo nacional de Rugby visitan la isla Robben, conocida por sus infraestructuras carcelarias (ahora museo) donde Mandela pasó 18 de sus 27 años de presidio. La pequeña isla (de solo 1 kilómetro de diámetro) está a 12 kilómetros de la Ciudad del Cabo.

Invictus es ambientada en las ciudades principales de Sudáfrica (Johannesburgo y Ciudad del Cabo), que ofrecen actividades culturales, centros históricos y playas.

Aventuras africanas

Sin embargo el gran atractivo de este país es su impresionante naturaleza. Aventura es la palabra clave para los turistas, que pueden elegir entre decenas de safaris por todo el país, algunos muy cerca de la capital. Hay para absolutamente todos los gustos, empezando por paseos, caza, nadar con cocodrilos (protegidos por unas jaulas), avistamiento de ballenas y otros animales, “spafaris”, safaris nocturnos y muchas actividades más.

La mezcla de riqueza natural y una economía estable que permite crear infraestructuras adecuadas para turistas de todo el mundo hace que la experiencia sudafricana sea algo inolvidable.

Enlaces de interés:

domingo, 2 de mayo de 2010

París desde los ojos de Amélie

LUCÍA

En el número 56 de la rue des Trois Frèresse encuentra la frutería en la que nuestra protagonista compra sus alcachofas y sus avellanas. Allí, Audrey Tautou, actriz principal del film más conocido de Jean-Pierre Jeunet, hablaba con el señor Colignon.


Otro de los rincones que vale la pena ver es el café donde trabaja Amélie, el Café des deux Moulains, en la rue Lepic. Las paredes del local lucen algunas imágenes de la actriz en la ventana, para recordar a sus clientes que allí se rodaron diversas escenas del film.


El Sagrado Corazón se convierte en uno de los lugares memorables de la película franco-alemana: Amélie hace que su amado, Nino, busque el álbum de fotos que ha perdido precisamente, en esa plaza.

Un lugar curioso es la tienda pornográfica en la que trabaja Nino. Este establecimiento está cerca del Place Blanche. La parada de metro Lamarck-Caulaincourt es el lugar en el que Amélie ayuda a una persona ciega.



Este pequeño recorrido por las localizaciones de Amélie Poulain es una buena manera de descubrir París. Sin embargo, la capital francesa es mucho más que el barrio de Montmartre. Una visita a la ciudad conlleva, obligatoriamente, un kit imprescindible de museos (Louvre, D’Orssay, por ejemplo), recorridos al aire libre por las plazas de la Concordia y Ópera, la Catedral de Notre-Dame, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo y, si para calmar la sed y el hambre, nada mejor como dejarse llevar por la vida nocturna del Barrio Latino.

En una ciudad donde se han escenificado amores, desamores, asesinatos, persecuciones y enigmas no resueltos de la vida de una pobre camarera como Amélie, no es de extrañar que sea un pecado mortal para los cinéfilos no hacer coincidir un a veintena de películas, desde clásicos como Charada y Sabrina, hasta las recientes Tres colores: azul, de Keislowski y Antes del Atardecer, con Julie Delphy y Ethan Hawke.